martes, 21 de abril de 2009

Cinco enfoques del Yak-42


El 26 de mayo de 2003 amaneció con una de las peores tragedias del Ejército español en tiempos de paz: un avión Yakovlev 42-D con 75 personas (62 militares españoles) se estrellaba contra el monte Pilav, en Turquía, sin dejar supervivientes. El accidente destapó las pésimas condiciones de los transportes que el ejército español fletaba habitualmente para desplazar a sus tropas. Pero fue la chapucera gestión del accidente la que provocó un torbellino político que seis años después aún genera titulares de portada.

En el ojo del huracán se encontraban los generales Navarro y Beltrán, enviados a Turquía por el entonces Ministro de Defensa Federico Trillo para ocuparse de las autopsias y la repatriación de los cuerpos. La fiscalía intenta probar ahora que los dos generales ordenaron cerrar el proceso de identificación de los cadáveres antes de tiempo, y sin consultar las pruebas de ADN que los forenses turcos tenían a su disposición. El resultado: 30 cuerpos mal identificados (de 30 que quedaban por identificar cuando se ordenó su repatriación inmediata), y el mismo número de exhumaciones por todo España un año después para reparar la pifia.

El día 16 de abril de 2009 ha vuelto a saltar a la palestra el proceso judicial del Yak-42, esta vez por la declaración in extremis de los forenses turcos personados en el caso. Las acusaciones vertidas por los forenses revisten de especial gravedad porque básicamente atribuyen a Navarro y a Beltrán la decisión de repatriar los cadáveres a sabiendas de que no estaban correctamente identificados. El tratamiento de la noticia que han dado los diferentes medios ha sido sin embargo muy diferente, por las implicaciones políticas que podría tener el fallo del tribunal.

El País y El Público son los que apuestan de forma inequívoca por hacer portada con la noticia. Ambos diarios publican una fotografía llamativa (una foto del tanatorio turco improvisado en el primer caso, y una mujer con la foto de su marido fallecido en el segundo), y dedican prácticamente la mitad de sus portadas a cubrir el evento (El País un poco menos). En el diario El Periódico, el espacio ocupado en portada es más discreto, pero también importante; y finalmente El Mundo y el ABC son los que le otorgan menos importancia al tema en sus primeras planas.

La importancia que cada diario concede a la noticia en su portada queda luego reflejada de forma relativamente proporcional en el interior de los respectivos diarios: doble página y tema del día en El Público; una página entera en El País; media página en El Periódico y tres cuartos de página en medio de la sección de política en El Mundo y ABC. El diferente espacio que cada diario ha elegido dar a la noticia (tanto en portada como en el interior del diario) ya es un indicativo de las diferentes tendencias existentes en el tratamiento informativo del tema.

Al profundizar en el contenido del tema en cada diario, descubrimos que las diferencias en el tratamiento de la noticia no son solo superficiales (o de jerarquización de las noticias), sino también de interpretación de datos y en la estructura de la noticia. Esto quiere decir que el enfoque escogido puede llegar a maquillar por completo una noticia para disimularla o quitarle importancia, o por el contrario convertir la noticia en una bomba informativa. En este abanico se sitúan los cinco diarios analizados, con el ABC en un extremo y El Público en el otro.

Los titulares escogidos ya hablan de por sí: "Autopsias a toda prisa en Turquía" es el pie de foto de El País; y "Los forenses turcos desmontan las mentiras sobre el Yak-42" el titular de El Público;  mientras que los titulares de El Mundo y ABC son mucho más suaves y complicados de entender: "Dos forenses turcos testifican que alertaron de que 30 cadáveres del Yak iban sin identificar" y "Los dos forenses turcos declaran que Navarro dijo que acabarían en España las identificaciones". La longitud escogida por estos dos últimos diarios ya resta contundencia al titular.

Por otro lado, El País y El Público ponen especial atención en las responsabilidades políticas que se podrían generar a raíz del juicio. El País intenta implicar en el caso a Javier Jiménez-Ugarte (por entonces número tres de Trillo), e insinúa que el equipo de Trillo sabía desde el primer día que había cuerpos sin identificar y que el Turquía se conservaban muestras de ADN. El Público dedica una columna a buscar responsabilidades en el PP, y las opiniones de Jaime Mayor Oreja poniendo en duda la palabra de los forenses turcos despiertan la suspicacia del lector. En definitiva, el tratamiento de la noticia induce en ambos casos a culpar a Trillo por el escándalo. 

El Periódico realiza una crónica del juicio mucho más despolitizada, y pone  énfasis en los aspectos más llamativos de la noticia como el supuesto hecho que el general hubiese bebido alcohol el día de las repatriaciones. El tratamiento que hacen El Mundo y el ABC se diferencia claramente de los anteriores (no tanto de el de El Periódico) en que no se hace prácticamente ninguna referencia a Federico Trillo o al PP. Parece que se tratase de temas totalmente desligados entre sí. Los cinco tratamientos hechos de la noticia inducen por lo tanto al lector a interpretar unos mismos datos en una dirección u en otra, y son un llamamiento a ir con pies de plomo a la hora de sacar conclusiones de la lectura de una pieza informativa.